domingo, 19 de julio de 2009

La Comisión Vecinal Interbarrial se transfromó en ASOCIACIÓN CIVIL sin fines de lucro


El viernes pasado los vecinos que participan en la problemática de las construcciones en Bahía Blanca presentaron la documentación correpondiente en Personeria Jurídica de la Provincia de Buenos Aires formando la Asociación Civil sin fines de lucro : Comisión Vecinal Interbarrial.

Objetivos: La Defensa y Promoción del Desarrollo Urbano Sostenible para la Ciudad de Bahía Blanca, entendiéndolo como “aquel que provee las necesidades de la generación actual sin comprometer las capacidades de las generaciones futuras para solventar sus propias necesidades”.

Comisión Directiva

PRESIDENTE: Ana María LLORET,
VICEPRESIDENTE: Walter Daniel FONSECA,
SECRETARIO: Stella Maris SARAIVA,
PRO SECRETARIO: Oscar Eugenio BURATOVICH,
TESORERO: Norberto Eduardo MOLINA,
PRO TESORERO: Maximiliano LEJARRAGA,
VOCAL TITULAR: Pablo Gerardo JUSTINIANO,
VOCAL TITULAR: Mauro Alejandro COMIGNANI,
VOCAL TITULAR: Primo Jose FERNANDEZ,
VOCAL TITULAR: Heraldo LÓPEZ,

VOCAL SUPLENTE: María Cristina MADALA,
VOCAL SUPLENTE: Nestor Vicente PETTOROSO,

REVISOR CUENTAS TITULAR: Claudio M. HARRINGTON,
REVISOR CUENTAS TITULAR: Victor Luis LÓPEZ,
REVISOR CUENTAS SUPLENTE: Alberto RECCHI,

sábado, 18 de julio de 2009

La Justicia anuló el permiso de construcción de un edificio terminado en la calle Mitre 1352


Diferencias:
1.706 metros cuadrados podía ocupar la superficie total del edificio, según la planilla de indicadores urbanísticos emitida por la oficina de Catastro municipal.
2.252 metros cuadrados, un 26 por ciento más de superficie, señalan los planos aprobados con posterioridad.
Si bien concluyó que su construcción no perjudica a los vecinos, el dictamen estableció que la Municipalidad aprobó la ejecución de más metros cuadrados que los permitidos.

La Cámara de Apelación en lo Contencioso Administrativo de La Plata anuló el permiso de obra otorgado por la Municipalidad de Bahía Blanca para la construcción de un edificio de 13 pisos en calle Mitre al 1.300, al considerar que los metros cuadrados aprobados exceden los permitidos por los indicadores urbanísticos que, para la zona, determina la propia comuna.
El fallo se refiere a un expediente de construcción iniciado en 2006 y cuestionado por un vecino en su etapa de anteproyecto y cuando el terreno donde iba a erigirse estaba desocupado. Hoy, el edificio está terminado y parcialmente habitado.
En la misma sentencia, la Cámara determinó que el edificio no afecta los derechos constitucionales del demandante, quien alegaba que alteraría, de manera negativa, su calidad de vida, al tiempo de afectar el valor de su propiedad.
Ambas determinaciones son consecuencia de la apelación de la Municipalidad en el juicio iniciado por Enrique Zatti contra la comuna, planteando la inconstitucionalidad del Código de Planeamiento Urbano (CPU), al entender que no se corresponde con la ley provincial 8.912, en lo referente a la cantidad máxima de personas que pueden habitar en una misma manzana, valor que se determina mediante el denominado "factor de densidad poblacional".
En 2006, Zatti promovió una acción contra el municipio, solicitando la anulación del permiso otorgado por el departamento Contralor de Obras Particulares, para la construcción de un edificio en altura en Mitre 1.352, en un lote lindero con su propiedad.
La acción se promovió cuando comenzaban a manifestarse las primeras quejas de los habitantes del barrio Universitario por el notable crecimiento de la construcción en ese sector y la proliferación de los conjuntos multifamiliares, despectivamente llamados "palomares".
Este tipo de construcción generó un marcado malestar, por lo que se consideraba una alteración al perfil urbano del barrio, además del colapso de las redes de agua y cloacas, ante el crecimiento poblacional.
El 9 de junio último, a tres años de iniciado el pleito, la Cámara de Apelaciones determinó que, efectivamente, el permiso de obra debía ser anulado, aunque por motivos diferentes a los esgrimidos por Zatti, mientras que desestimó la supuesta inconstitucionalidad del CPU, por no incluir los mencionados índices de densidad habitacional.

Densidades e indicadores.Uno de los argumentos expuestos por Zatti para impedir la construcción del edificio fueron los perjuicios que le generaría desde el punto de vista del derecho constitucional de propiedad.
Disminución del valor de su vivienda, violación del derecho a un ambiente sano, invasión en su privacidad, un impacto visual negativo, aumento de tránsito y el colapso del sistema sanitario fueron los puntos que alegó el vecino.
Estos mismos argumentos fueron sostenidos, en distintas presentaciones realizadas ante la comuna y el Concejo Deliberante, por los vecinos del sector, en el desarrollo de una de las discusiones sobre temas urbanos más intensas registradas en Bahía Blanca. Esta situación, incluso, derivó en una veda constructiva, popularmente bautizada como "corralito urbano", y la promulgación de una ordenanza determinando la reconsideración global del CPU.
Al no obtener respuesta con estos argumentos, Zatti denunció ante un juez de grado la existencia de un "vicio de ilegalidad" en el proyecto aprobado, por cuanto, a su criterio, este no respetaba la densidad poblacional máxima establecida por la ley provincial 8.912, un texto "de jerarquía superior" al CPU.
Si bien el juez dio lugar a este reclamo, la comuna apeló ese fallo, señalando que la densidad estaba determinada por otros indicadores urbanísticos, resaltando, además, que el CPU es un documento aprobado por ordenanza y convalidado por el gobierno provincial, planificado para "favorecer el desarrollo urbanístico de la ciudad y en miras al interés general".
La Cámara rechazó la solicitada inconstitucionalidad del CPU y sostuvo que Zatti "no expone adecuada y acabadamente" de qué modo la norma impugnada quebranta sus derechos, ni presenta pruebas que revelen la existencia de un daño concreto a partir de la construcción del cuestionado edificio.
Por otra parte, considera que, efectivamente, el denominado factor de ocupación del terreno (FOT), que determina en Bahía Blanca la cantidad máxima de metros cuadrados factibles de ser construidos en un terreno,es otro indicador urbano.
Respecto de los posibles perjuicios que sufriría la propiedad de Zatti por la vecindad del edificio, la cámara indicó que no pueden ser analizados "desde la óptica de un juicio de constitucionalidad", sino mediante la correcta aplicación de los indicadores urbanísticos del CPU.
Sin embargo, fue al verificar si el proyecto cuestionado tenía estos valores bien aplicados, que la Cámara detectó una anomalía que llevó a la decisión de revocar el permiso de construcción otorgado a la obra.
La decisión no deja de ser extemporánea, si se considera que el edificio fue construido en su totalidad, con la cantidad de metros cuadrados permitidos, según los planos aprobados por la municipalidad.

El origen de todos los males

De acuerdo con el expediente de obra, la planilla de indicadores urbanísticos emitida por la oficina de Catastro municipal permitía que, en el lote de Mitre al 1.300, se pudiese construir una superficie total de 1.706 metros cuadrados cubiertos.
Sin embargo, en los planos aprobados con posterioridad, ese valor alcanzó los 2.252 metros cuadrados, un 26 por ciento más de superficie. "La cantidad de metros cuadrados excede lo permitido por los valores del FOT", indica la Cámara. Ante esta situación, dice que el permiso de construcción otorgado "reluce desajustado", debiéndose revocar su autorización y otorgar un plazo de 60 días para ajustar el proyecto (¡).
Consultados algunos profesionales del rubro sobre la posibilidad de que existan diferencias entre los metros cuadrados autorizados desde Catastro y los de la obra posteriormente ejecutada, señalaron que esa diferencia "siempre existe" en Bahía Blanca.
Para tal afirmación, tienen en cuenta que el valor del FOT indicado por la planilla catastral sufre luego un incremento por los denominados "premios" y por la aplicación de algunas consideraciones técnicas de uso habitual en el municipio.
Esta situación ya había sido denunciada ante la secretaría de Obras y Servicios Públicos del municipio por la Comisión Vecinal Interbarrial (CVI), que agrupa a vecinos de Universitario, Napostá, La Falda y Centro. A fines de 2008, dichos vecinos detectaron expedientes donde el FOT indicado por el CPU estaba excedido hasta en un 50 por ciento.
Al respecto, sostuvieron que, en Bahía Blanca, se premian con más metros cuadrados a construir cuestiones que son obligatorias por norma, como la no ocupación del denominado centro libre de manzana, así como se descuentan superficies de muros, ductos y cajas de escaleras, en su determinación.
También señalaron que este manejo no tiene antecedentes en ningún CPU de la provincia. La Municipalidad, de acuerdo con lo informado por su oficina de Asesoría Letrada, recurrirá esta parte de la sentencia a una instancia superior, explicando técnicamente la metodología de trabajo que la comuna avala desde hace, al menos, dos décadas.
La CVI, mientras tanto, insiste en calificar el CPU local como de "demasiado generoso", con autorizaciones de superficie a construir que llegan a duplicar la densidad que consideran razonable. Criterio que califica como "el origen de todos los males" que sufren los barrios integrantes, desde el punto de vista poblacional.
Autor: Ing. Mario MINERVINO

jueves, 9 de julio de 2009

GALPÓN que deja una enseñanza



Editorial
-LNP 09-07-2007-

LA inminente demolición del galpón de cargas de la ex terminal de ómnibus San Francisco de Asís, confirmada por el propio intendente municipal, doctor Cristian Breitenstein, debiera servir al menos para recomponer la consideración que se tiene por la preservación del Patrimonio Arquitectónico del partido de Bahía Blanca.

EL JEFE comunal señaló, entre sus argumentos, que el reclamo proveniente de varias esferas por conservar este edificio de 400 metros cuadrados en condiciones de ser reutilizado, atento a su alto valor arquitectónico e histórico, es, cuanto menos, "extemporáneo", por cuanto el proyecto de la nueva terminal de ómnibus fue discutido y aprobado, en su momento, por el Concejo Deliberante.

PRECISAMENTE, la falta de adecuación del inventario patrimonial de nuestra ciudad, realizado en 1992, sin que desde entonces se trabajara más en el tema, impidió que, de acuerdo con los criterios hoy vigentes en la materia, la ex estación de trenes del ferrocarril Rosario-Puerto Belgrano fuese declarada patrimonio arquitectónico en su conjunto; esto es, el edificio principal, la zona de andenes y el mencionado galpón de cargas.

LA CONSIDERACION de los bienes patrimoniales urbanos, naturales y arquitectónicos ha evolucionado y modificado muchos de sus criterios, en las últimas décadas, pese a lo cual la ciudad poco ha hecho en la materia. Uno de los cambios más significativos es la decisión de considerar valiosos no únicamente edificios relevantes de manera individual, sino atendiendo a su entorno o asumiendo que forman parte de un conjunto.

UNA ESTACION de trenes, en particular, como era la del ferrocarril Rosario-Puerto Belgrano, se comprende desde el punto de vista funcional cuando se puede apreciar en cada uno de sus componentes. Salvaguardar esto significa entender la manera de funcionar de estos sitios. Por otra parte, la estación de la calle Brown tiene una característica única, pues fue la única de condición terminal, con sus vías perpendiculares al edificio principal, que existió en la ciudad.

CUANDO se realizó el proyecto de la nueva terminal de ómnibus, se disponía de terreno suficiente para definir su emplazamiento, dentro del mismo sector. Desplazarla unos pocos metros habría sido suficiente para evitar la demolición del galpón. Pero, en ese momento, ningún especialista sobre patrimonio fue consultado. Nadie en el proyecto tuvo en cuenta el valor integral del conjunto ferroviario.

SERIA interesante, por lo tanto, que la pérdida del galpón de cargas no fuera en vano. Que sirviera para jerarquizar el tema patrimonial en la ciudad, conformando un área de trabajo específica, con profesionales que pudieran actualizar el inventario, destinar un presupuesto razonable al cuidado de los bienes y realizar campañas de concientización y formación.

UNA DE las acepciones de la palabra patrimonio es que son los bienes que heredamos de nuestros padres. Llevado a la escala urbana y ciudadana, conforma el legado de quienes nos precedieron en la formación de la ciudad. Son los hitos que van sosteniendo su historia, explicando su evolución, apuntalando su identidad. Bahía Blanca ha perdido exponentes de gran valor, en las últimas décadas. Que cada ladrillo que caiga sirva, al menos, para despertar esa conciencia.

Los jóvenes están más comprometidos con la realidad que los mayores. Simplemente GRACIAS..


Manifestación en la Comuna de Bahía Blanca
Un grupo de estudiantes de la Escuela de Bellas Artes de la ciudad realizó ayer una nueva manifestación artística, en favor de que no demolición del galpón de cargas de la ex estación de trenes del ferrocarril Rosario Puerto Belgrano.
En este caso, los alumnos llegaron hasta el palacio municipal con una maqueta del edificio realizada en cartón, insistiendo en su propuesta de que el bien sea destinado a alojar un centro cultural. Además de la exposición del trabajo realizado, durante algunos minutos se ensayó una batucada para llamar la atención de los funcionarios y reflexionar sobre la importancia de preservar estos bienes.
El edificio ladrillero de 400 metros cuadrados de superficie sería demolido en las próximas semanas, por cuanto está emplazado donde debe construirse la playa de estacionamiento vehicular del sector de cargas de la nueva terminal de ómnibus.

Diseñar, rediseñar y amar



Desde el inicio de la campaña municipal cuyo eslogan reza "para rediseñar la ciudad", veo, con honda preocupación, cómo se desvirtúa el sentido del término diseño, en tanto actividad humana específica, dado que soy diseñadora gráfica (UBA), con la gran fortuna de haber tenido docentes de reconocimiento internacional, por el nivel alcanzado en su disciplina.

Si vamos a los libros (que, sabemos, no muerden), los maestros de nuestra disciplina nos enseñan que diseño es "toda acción creadora que cumple su finalidad" (Robert G. Scott). También es "planificar, organizar, diagramar, seleccionar los mejores elementos con miras a satisfacer un objetivo previamente determinado" (Jorge Frascara), con lo cual "el diseño no es diseño si no sirve para lograr lo que se propone" (Norberto Chaves). O, como me dijo una alumna, "diseñar es dar".

Nuestros maestros nos advierten, además, que, cuando un diseño está bien realizado, percibimos en él un gesto de honestidad; es decir, dignidad expresada en actos y palabras.

Siguiendo con los libros, el término amor, según el diccionario de la lengua castellana, significa "dedicación, entrega; afecto por el cual busca el ánimo el bien verdadero o imaginario y apetece gozarlo".

Por otro lado, podemos complementarlo con la definición de honestidad: "decencia, compostura en las acciones y palabras de una persona".

Cuando hay necesidad de rediseñar, es porque existen fallas estructurales, orgánicas; porque el diseño ya no puede cumplir la función que le dio origen.

Ciertamente, nuestra ciudad tiene gravísimos problemas, pero eso no significa que la solución sea modificar su estructura en términos absolutos.

¿Se puede hablar de rediseño, cuando las obras destruyen lo mejor de nuestro patrimonio para emplazar en un único solar montones de unidades habitacionales sin ninguna planificación en cuanto a los suministros de agua (notorio por su escasez y falta de estructura; es decir, planificación o, lo que es lo mismo, diseño), desagües, electricidad o la luz solar que le corresponde (por ley nacional y provincial) a las casas vecinas, sobre las que caen los escombros (mortales) de una construcción realizada en forma precaria, frente a la falta de atención de tantas necesidades de la que nuestra ciudad carece?

¿Puede hablarse de rediseño en una ciudad donde el cementerio tiene un precario acceso de tierra y es común ver a las personas mayores caerse de bruces, porque ni siquiera tiene veredas transitables? ¿Lo que "no se ve" no importa?

La mejor solución es cuidar lo que ya tenemos y diseñar nuevas partes que se integren a la ciudad armónicamente, en los sitios donde es realmente necesario, como en los barrios donde no hay agua ni luz ni pavimento ni siquiera riego para evitar la tierra en suspensión, o donde el "rediseño" municipal ha dejado a muchos bahienses sin transporte colectivo urbano.

Me preocupa seriamente que quienes se arrogan el derecho de disponer de nuestros bienes patrimoniales y espacios urbanos sean los mismos que, por dar un ejemplo, construyeron el nuevo tramo peatonal de calle Drago, desde avenida Colón hasta O'Higgins, generando un espacio falto de toda comodidad y belleza, frío, disarmónico (basta con sentarse un momento en los -a esta altura, además de inadecuados, mugrientos- bancos sin respaldo). O quienes removieron, sin necesidad alguna, los bancos de piedra originales de la plaza Rivadavia, reemplazándolos por otros de materiales costosos, como la madera y el acero, y emplazándolos de manera que las piernas de quienes se sientan quedan sobre la senda de circulación, y que ni siquiera guardan relación estética o funcional con el estilo y el trazado, gastando absurda y graciosamente nuestro dinero, necesario para resolver problemas mucho más urgentes y sí, en tal caso, estructurales. ¿Serán capaces estas personas de elaborar un mejor diseño que el realizado por quienes tuvieron a su cargo la traza original y el desarrollo de los bellos edificios que configuran el centro de nuestra ciudad, en tanto espacio originario?

Si acaso fueran los mismos que diagramaron la última campaña gráfica oficialista local, utilizando la imagen institucional del municipio para promover uno de los tantos partidos políticos, además de diseñadores mediocres, son faltos de ética profesional, puesto que la ciudad debe incluirnos a todos, no sólo a los partidarios de la actual gestión.

Peor aún: posiblemente, son, en parte, quienes pretenden demoler el galpón de cargas de la terminal de ómnibus. Los mismos que, cuando la ciudadanía les reclama espacios para la cultura y la educación, responden que no hay lugares. Si no los hubiera, su obligación es crearlos.

Mal diseño y falta de amor van de la mano con la pérdida de nuestra identidad cultural y el desprecio por el pasado, por nuestros ancestros, por lo que hemos logrado hasta ahora.

Tal vez, cuando el actual intendente residió en Alemania (una de Guttemberg, Gropius y la Escuela de Bauhaus, entre tantos otros referentes de nuestra disciplina, a quienes no demuestra siquiera conocer, empleando el término rediseño meramente como eslogan), sus estudios no le dejaron tiempo para contemplar el entorno; seguramente, no pudo advertir que países como Alemania son grandes, entre otras cosas, por haber sabido mantener su patrimonio a través de la historia; inclusive, recuperando edificios que fueron demolidos en la Segunda Guerra.

Quizá eso lo llevó a exclamar sobre este tema "tanto lío por un montón de ladrillos viejos". Sabemos que en nuestro país no se cuida ni se valora a "lo viejo" como se debería. Lo cual es sinónimo, prácticamente, de descarte. La indigna vida a la que son arrojados nuestros jubilados es muestra cabal de ello.

Desmerecer esa construcción es pisotear a nuestros abuelos y bisabuelos. Es querer borrar con prepotencia valiosos años de historia. Es dar un sonoro y violento cachetazo a los cientos de miles de jóvenes necesitados de espacios que los cobije, a todos los integrantes de una sociedad desesperada, violentada, famélica de educación, de ayuda, de respeto, y básicamente, de amor.
Demoler es caro. Destinar ese dinero a acondicionar ese galpón y otros espacios, absolutamente necesarios, y no a destruirlos, sería un acto de buen diseño, de inteligencia, de honestidad.

Ojalá no sea mucho pedir un gesto de amor. Ojalá aún estemos a tiempo de ser escuchados. Los ciudadanos tenemos derecho a ser consultados y a decidir sobre el destino de nuestro dinero, en tanto contribuyentes, y el de nuestra ciudad, en tanto espacio que nos pertenece a todos. Esa es la verdadera democracia. Reclamo ese derecho por haber nacido en esta tierra que amo.

Ruego a Dios que ilumine los sentimientos y las mentes de mis colegas profesionales del diseño. Y a las autoridades, que reconsideren estas cuestiones, ya que, como vemos, el buen diseño va unido al amor y a la dignidad.

Autora: Daniela Pacchetti - diseñadora gráfica (UBA); vive en Bahía Blanca-

domingo, 5 de julio de 2009

EL GALPÓN ... Qué estamos discutiendo?



“Una ciudad sustentable es aquella que logra satisfacer de manera equitativa las necesidades de todos sus habitantes”. Queremos esto para Bahia ..no se discute

“Lo que se construye hoy es el patrimonio de mañana”. No se discute

“Identidad de ciudad es lo que diferencia a una ciudad de otra”. No se discute

Entonces..por que no cambiamos el eje de la discusion.

Que es mas importante para el bahiense un “oasis cultural” o un estacionamiento mas grande para la terminal?

Que importa si el galpon para unos son cuatro chapas y para otros es una impronta patrimonial.

Lo que debemos plantear es si es o no un elemento importante para ese sector. Donde deberia existir una situacion urbano con impronta cultural. El galpon sin duda es un elemento importante en esta triologia:la vieja terminal,la plaza del monumento de Isabel La Catolica y el galpon. Ya que conjuntamente arman un espacio urbano interesante. Sin duda seria un aporte importante al patrimonio de mañana.

No hay duda que Bahia es una ciudad culturalmente importante,entonces que mejor impronta de identidad que un area cultural al lado de nuestra terminal de omnibus. Lugar donde mucha gente entra,sale y esta de paso por nuestra ciudad.

Quizas el galpon sea un estorbo para el proyecto de la terminal.

Pero..plantemos el problema real y busquemos la solucion

Por que no construir situaciones, en lugar de destruir espacios

Quizas demoliendolo….. el futuro NO ESTE TAN VIVO


Arq.Constanza Rivas Godio
Concejal Electa UnionPro